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31 de marzo de 2009

Isabel estaba influenciada por su marido, que no quería saber nada de la familia de ella. Isabel tenía muy poca personalidad, sólo veía por los ojos de su marido. Siempre decía que su familia eran sólo ellos dos y su hijo, nada más. A Roberto le gustaba hacer grandes críticas de la familia de Isabel. Roberto venía de una familia con muchos problemas, llevaba años sin hablarse con sus hermanas y con sus padres tampoco tenía muy buena relación. Seguramente por eso actuaba de esa manera con todos. Siempre se les veía solos con algún amigo, pero pocos. Se la llevó con los años a su terreno. Por otro lado los padres de Isabel y María se preguntaban por ese distanciamiento por parte de las dos hermanas. Ellos se sentían muy tristes al ver a sus dos hijas tan distanciadas, hablaban con ellas pero no conseguían nada. Pasaron años como dos extrañas, cada una con su vida. Isabel sumisa a su matrimonio, y Maria viviendo una vida más cómoda económicamente pero con una gran falta de afecto por parte de su pareja. Los niños fueron creciendo y ella cada vez más libre, en algunas ocasiones dejaban los niños con los padres de María y se iban algún fin de semana. Los abuelos encantados se quedaban con los pequeños. A Maria esa era la vida que le gustaba, ir de un lado para otro, y la que estaba dispuesta a recuperar. Pablo seguía llevando su empresa, era su vida lo único importante para él. Llegaba tan tarde a su casa que sólo veía a los niños los fines de semana, y en alguna ocasión Maria ya dormía cuando él llegaba de su trabajo. María se estaba hartando de esa vida pero él siempre le contestaba lo mismo si no fuese por mi trabajo tu no podrías llevar esta vida en abundancia de todo. Así la callaba de tantos reproches que María le hacía a su marido. Pablo no le daba mucha importancia a lo que su mujer le decía, ya que el sabía perfectamente que para ella era importante su economía. Cuando la veía más enfadada de lo normal sólo tenía que pasarse por la joyería y así se le pasaba todo. Le regalaba una joya o un fin de semana en un buen hotel, él sabía como conformarla de alguna manera con esos regalos pagaba su tranquilidad. Así no le molestaba en algún tiempo, cada vez mas corto. Porque María estaba un poco cansada de lo mismo, de tener un marido sólo de adorno. Pero eso es lo que ella se buscó desde el primer momento él fue así. Su vida sentimental era un asco. Ése fue el precio que pagó... continuará...

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