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9 de junio de 2009

Pregúntenle a cualquier terapeuta matrimonial, abogado dedicado a divorcios o detective privado y verán que la infidelidad por parte de la mujer está en aumento. Como vimos la semana pasada el hombre es infiel por curiosidad, por aumentar frecuencia sexual, porque se le presentan oportunidades inesperadas, y por la emoción de salirse con la suya sin ser atrapado. La mujer es infiel por razones completamente diferentes.

Necesidad de sentir cercanía e intimidad a nivel emocional.

Para sentirse deseada, que todavía puede ser atractiva para los hombres.

Volver a experimentar romanticismo, ser conquistada.

Cuando el esposo trabaja mucho y no le dedica el tiempo que se merece.

No se siente valorada por su esposo.

Crisis de identidad femenina.

La mujer de hoy está cayendo en un patrón predecible de conducta que refleja como ha evolucionado su papel en la sociedad. La mujer de hoy tiene más años de estudio, alcanza puestos anteriormente ocupados por hombres y aspira a obtener éxito económico y profesional anteriormente inimaginable. Quiere tenerlo todo en el área laboral y también en casa. Como es más decidida y cree saber lo que quiere. Cuando conoce a un hombre que ve como un prospecto para padre de sus hijos es asertiva para consolidar la relación y no duda en presionarlo para que se comprometa. Si le pone un ultimátum y no cede así de fácil lo puede dejar y retoma su camino hasta conseguir lo que se propuso de meta.

¿Qué pasa ya que logra conseguir el esposo que quería, el trabajo que quería, la casa en el residencial apropiado, el carro y el número perfecto de hijos?

Que cuidar de ese esposo, esos hijos y esa casa lo siente como tener 2 trabajos. Después de trabajar 8 horas, llegar a la casa a hacerle el amor al esposo que tanto le pidió a San Antonio lo siente como una obligación más. Empiezan los famosos dolores de cabeza, entretenerse con pendientes para no acostarse a la misma hora que el esposo y así evitar tener relaciones. Lo irónico es que como en casa ya no tiene interés en el sexo el esposo no sospecha cuando tiene un amante.

Se siente abrumada por tantas actividades, poco apreciada en el hogar y añora la cercanía emocional que tenía con su esposo al iniciar su noviazgo. Extraña sentirse especial, ser conquistada y esto la hace vulnerable. Cualquier demostración de atención por otro hombre lo ve como algo con mayor significado. Se vuelve presa fácil aún cuando el hombre que puede ser un amigo platónico o compañero de trabajo no tenga intenciones sexuales al principio. Tarde o temprano encontrará a un hombre que vea esa necesidad emocional y aproveche la oportunidad. Al enamorarse hay liberación de sustancias en el cerebro principalmente oxitocina. Hace que la persona enamorada se sienta como drogado y esto es psicológicamente adictivo.

La misma mujer se sorprende ante su conducta, siente culpabilidad, remordimiento, hace promesas falsas de no volver a ver al amante, al ver a su esposo siente que no se lo merece. Pero como el esposo sigue con su rutina dominada por el trabajo y olvidado de los detalles que tenía al conquistar a la esposa siente ella que su conducta está justificada.



La mujer infiel culpa al esposo

Siente que la falta de atenciones por parte del esposo la orillaron a comportarse de esta manera. Esto es más pronunciado cuando el esposo ha sido infiel en el pasado y hay un componente de venganza en la infidelidad femenina. Podrá tener fantasías acerca de dejar al esposo por el amante, o confusión acerca de continuar con ambos pero a sociedad aún no perdona a la mujer infiel tan fácil como perdona al hombre. Y en caso de haber hijos será aún más difícil que se atreva a dejarlo. ¿Qué es lo más frecuente? Que el amante deje la relación ya sea 1) porque se cansa de estar en una relación sin futuro o 2) porque encuentra otra mujer quien no está casada. La mujer termina la relación cuando ya no puede seguir así porque el esposo ya sospecha, porque se enreda en sus mentiras, porque ya no quiere seguir mintiendo y engañando deja al amante muchas veces sin que jamás se haya enterado el esposo.

Dejar al amante puede causar e la mujer una profunda depresión, hay abstinencia a la falta de liberación de sustancias químicas en el cerebro. Si no resuelve los problemas con el esposo terminará buscando otro amante o creyendo que el amante que dejó ir era su alma gemela y que se le escapó su única oportunidad para ser feliz.

De cualquier manera el fin de una relación extramarital no necesariamente es el fin del problema. Si no se resuelve en terapia la situación puede reaparecer. En los casos en que se entera la pareja e intentan arreglar las cosas el perdonar es fácil, el olvidar puede ser imposible. La terapia matrimonial siempre debe ser una opción antes del divorcio.

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